La Tacita de Plata celebra el café de Guatemala usando los mejores métodos para extraerlo. Estamos en el Centro Histórico, en la raíces de esta ciudad y de nuestra propia historia...
Las tardes pedaleando en el Morazán, bajo la mirada sonriente de nuestra abuela materna. Las clases de natación en el Ritz y las de ballet en Terpsícore de la 11 calle. La clínica de nuestro papá doctor, la sopa de pollo de nuestros abuelos paternos y la Tía Lola amorosa, la quema del diablo donde los primos, las navidades de la Juguetería, La Casa Música y del payaso del Gran Emir en la Sexta. Todo eso es para nosotras, Luisa y Lucía, el centro.
Los barrancos de patojos con rodillas raspadas, las tardes encaramados en árboles y oliendo a tierra y hierba mojada. Las potranqueadas en vacaciones en la fincas de café que administraba el abuelo materno de Jacobo y en la finca de los abuelos maternos de Luis. El campo y sus aromas, también tienen mucho que ver con este lugar.
En La Tacita de Plata se funden los recuerdos y el futuro de una familia unida por este sueño. Acompáñenos en la aventura de construir un lugar donde todos se sientan bien, alrededor de una tacita de café.